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Rudolf Arnheim: la estètica de la radio. |
En 1938, el célebre director Orson Welles dirigió un serial radiofónico sobre la novela que escribiera Herbert George Wells, La guerra de los mundos, en la que recreaba la invasión de la Tierra a manos de unos marcianos espantosos. El serial estuvo tan bien dirigido que medio país creyó que los episodios difundidos en la emisora de la CBS, eran parte de una realidad terrorífica. El resultado, entonces, fue claro: la radio era capaz de alborotar el mundo con la sola difusión de sonidos y un buen manejo de sus herramientas radiofónicas.
Similares experiencias a través de los años signaron a la radiodifusión como medio. Ejemplos abundan, como el uso de la radio como vehículo para el adoctrinamiento ideológico durante el Tercer Reich; o aquella revolución bolchevique que se expandió hasta los medios, a fin de atraer más adictos que aprobaran el nuevo orden establecido.
Antes de la llegada de la televisión, la radio era el medio más eficaz. “La Segunda Guerra Mundial afirmó la popularidad y poder de difusión de la radio pues era el mejor modo de seguir cotidianamente las incidencias de la dramática confrontación. Y fue también la época de afinamiento de las técnicas de propaganda, etc, todo lo cual redundaría en beneficio de las técnicas de producción, programación y convirtiendo finalmente al receptor de radio en miembro formal del hogar”, ha escrito Juan Gargurevich, refiriéndose al posicionamiento de la radio en el Perú.
Casi contemporáneamente a estos ejemplos comienzan a realizarse una serie de estudios sobre la radio, en países occidentales, que, a grandes rasgos, confluyen en dos posturas muy conocidas: la concepción sociológica de Paul Lazarsfeld y la posición puramente estética de Rudolf Arnheim.
LAZARSFELD: LA SEGMENTACIÓN EN LA AUDIENCIA
A no dudarlo, los estudios basados en criterios sociológicos de Lazarsfeld son las que podrían predominar hasta ahora, en tanto que hoy por hoy la radio es generalmente utilizada con fines comerciales, acentuando el carácter servil de los demás medios tradicionales, los mismos que no obedecen sino a los paradigmas de un orden capitalista (neoliberal).
Paul Lazarsfeld, contrariamente a los que lo precedieron en el estudio de los medios, elaboró todo un trabajo empírico que lo condujo a establecer una relación existente entre la formación de la audiencia y las influencias de la radio. A través de múltiples encuestas de opinión, logró visualizar los hábitos y costumbres y formas de consumir de una audiencia, la cual no es jamás ─dijo─ “homogénea”, como se le había atribuido como característicaen anteriores estudios.
Lazarsfeld fundamentalmente propone básicamente una suerte de segmentación de mercado, en la que residen diversos sectores y clases que se diferenciaban por sus costumbres. Estos análisis de la audiencia les permitieron a los propagandistas y publicistas una mejor definición de una audiencia consumidora.
Los resultados de los continuos estudios de Lazarsfeld repercutieron en la radio, a cuyos efectos se le reconocieron una importancia social y una participación en el mercado como sostén indirecto de las inversiones publicitarias.
EL ESTETICISMO COMO FUNDAMENTO RADIAL
El otro enfoque, no diametralmente opuesto del de Lazarsfeld, lo sostiene Rudolf Arnheim, al que se le atribuye serel artífice de la búsqueda de una postura hermenéutica-culturalista. La tradición arnheimiana subraya la estrecha relación entre los términos “cultura” y “sonido”. Situando, entonces, a la radiodifusión dentro de un terreno enteramente artístico, Arnheim la estudia precisamente como la posibilidad no remota de ser un eje transmisor de belleza y de cultura: “Tan solo hay dos artes que escapan a la vista y que están destinadas únicamente al oído: la música y la radio".
Con estos lineamientos esteticistas, Arnheim propone a la radio no solo como un medio de índole social o como un instrumento en las luchas populares, sino se refiere a ella como un medio en el que se fomenten las creaciones artísticas y se promueva un desarrollo amplio en la escena cultural contemporánea.
El medio ciego ─como solía llamar a la radio, por carecer de las ventajas visuales─ abarca ─desde esta perspectiva esteticista─ la arqueología del receptor de radio, la etnografía de la comunicación, la antropología del sonido, la etnomusicología, la semiótica de la radio y la antropología de la recepción radial.
HACIA UN SINCRETISMO: LOS RADIO STUDIES
Ambas reflexiones, en todo caso, nos conducen de inmediato a una definición antropológica de la radio, en la medida en que ésta permita acercarse a su audiencia, como en el caso de las radios populares, y toda vez que aquella propicie escenarios de discusión. Simultáneamente, la calidad artística de la radio reforzará la asociación, antes señalada, cultura-sonido.
Marshall McLuhan dijo alguna vez que la radio es: “la prolongación de nuestro sistema nervioso central, a la que solo iguala el habla humana y que ella nos fusiona con su poder de convertir a la psique y a la sociedad en una sola caja de resonancia”.
El vibrante planteamiento de McLuhan alude a una importancia tristemente olvidada por las mismas radios educativas y populares. Mucho énfasis en “…solo igual el habla humana”. La comparación tiene una envergadura poderosa en el ámbito de los medios de comunicación, puesto que no hay arma más poderosa que la palabra humana, la cual, a su vez, simboliza la razón bien expuesta.
(He acudido a la anterior breve digresión a fin de recalcar lo que de alguna manera hemos confinado a las arcas más lejanas del olvido, dejando entrever la posibilidad de una tentativa de devolver, aunque sea teóricamente desde esta humilde tribuna, su poder vigente a la radio).
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La televisiòn no promueve la reflexiòn en el individuo comùn. |
Precisamente, es en pro de un sincretismo sociológico- antropológico, la necesidad de los radio estudies, entre cuya vasta temática se transmitan noticias, radioteatros, programas deportivos, ediciones culturales, etc, que busquen definir una concepción antropológica de la radio.
Cultura y sonido son, pues, los dos grandes pilares de cualquier buena radio.